miércoles, 25 de noviembre de 2015

Festejar el logro de otros es compartirlo.

Hace una semanas fue el concierto “la UNAM por México” donde el tenor Fernando de la Mora, la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata y el Coro Universitario de la Autonomía ofrecieron un sensacional repertorio como: Caminante del Mayab de Guty Cárdenas, Dios nunca muere de M. Alcalá, La Malagueña de E. Ramírez, Vereda tropical de G. Curiel y Bonita de J. Gabriel y otras muchas melodías. Este concierto programó fundamentalmente música mexicana del siglo pasado, de la que se se asocia con el mariachi y los boleros de otras épocas. Mi asistencia me permitió ver la revaloración de lo local antiguo por los jóvenes, ya que la mayoría de las melodías se compusieron en el siglo pasado y no es música “de jóvenes”. Quiero comentar que este concierto fue fundamentalmente interpretado por jóvenes universitarios con destreza y alegría. Estos jóvenes son parte de aquellos que trabajan día a día por prepararse para lidiar con los problemas que nosotros les estamos dejando y muchos los hemos causado. Estoy de acuerdo en que la mayoría de esas melodías las escuchamos en nuestra niñez y por ello puede tocarnos fibras sensibles; pero en esta ocasión hubo arreglos muy interesantes y la brillante interpretación de estos jóvenes hizo vibrar de una forma sin igual a los asistentes. Basta mencionar que hasta Fernando de la Mora dijo que era el concierto más emotivo en el que había participado. Además en esta puesta escénica hubo bailadores regionales y proyección de fotografías de los antiguos interpretes; en resumen, un verdadero deleite para los oídos que tocó lo más profundo de nuestras emociones.


Traigo a colación esta puesta en escena ya que, desde mi perspectiva, tenemos en estos momentos muchísimos jóvenes que están luchando desde sus diferentes trincheras por conseguir resolver problemas actuales y con ello destacar con sus acciones y recibir la aprobación social. Así, una de las pocas acciones que debemos propiciar, nosotros los adultos, es conseguir, otorgar y promover el reconocimiento de sus esfuerzos. Los logros de estos jóvenes que participan en los deportes, en el arte, en las ciencias e ingenierías, en fin en todos los ámbitos de las actividades humanas deben ser reconocidos para que con ello puedan redoblar sus esfuerzos y perciban que existe un regocijo social por su compromiso con nosotros, los otros, los que conformamos su comunidad y la sociedad. Los sentimientos profundos que provocan los triunfos y su correspondiente reconocimiento de los nuestros o de los otros son emociones que se sienten, promueven y cultivan en la niñez y la adolescencia y perduran en la vida adulta. Estas acciones de reconocimiento nos permiten compartir y festejar los logros de aquellos que se esfuerzan disminuyendo los sentimientos egoístas. El reconocimiento es importante para todas las edades y de todas las comunidades, nos hace sentir partícipes de los logros, disminuye la envidia y esta acción fomenta el sentimiento de compartir siendo un factor de cohesión social.
La verdad es que, en el concierto, los rostros de los jóvenes tanto de la orquesta como del coro se veían radiantes y satisfechos por el torrente de aplausos del público asistente. Fue un concierto que disfruté muchísimo.
Similares sentimiento despiertan en mi los concursos o congresos científicos donde participan jóvenes. En ellos, las emociones de los participantes afloran. Ver las caras de personas en formación al explicar sus hallazgos o enfrentarse a una pregunta inesperada y que reconocen debieron haberse hecho antes son situaciones que se disfrutan y alimentan las esperanzas de nuestra sociedad conseguirá un futuro con bienestar social.
Muchas veces lo he mencionado, hay múltiples, diversos y cotidianos ejemplos de jóvenes trabajando mostrando sus logros, la labor inequívoca de todos nosotros, la sociedad, es reconocerlos y festejarlos. No importa de dónde sean o de que comunidad, son éxitos de jóvenes que conocerán que los adultos y otros jóvenes los festejan.

Este artículo fue publicado el día 25 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La violencia entre grupos sociales

En estos días hemos sido testigos de infinidad de eventos que muestran la violencia entre diferentes grupos sociales. La violencia entre grupos delictivos ha inundado nuestro país y la violencia sin estrategia declarada por anteriores gobiernos nos ha colocado en situaciones de franca injusticia y desesperanza. La violencia silenciosa e institucionalizada que incrementa la pobreza y los pobres causa la migración y conlleva a fanatismos plagados de pretextos reivindicadores. Las comparaciones numéricas son en este caso malas consejeras, en los recientes atentados de París murieron cuatro veces más personas que en los hechos de Ayotzinapa. Al mencionar esto podemos decir que ¿son comparables estos imperdonables eventos?, pues claro que no o claro que sí, depende de lo que estemos analizando. Lo segundo es evidente cuando decimos que los dos eventos nunca debieron pasar y, en mi opinión, deben tener al menos una consecuencia similar, en ambos los autores intelectuales y materiales deben ser encontrados y castigados. En este aspecto considero todas las personas estamos de acuerdo. En cambio, en las causas, las condiciones, condiciones de amor, odio, tristeza o justicia los eventos pueden sufrir apreciaciones muy diversas y diferentes.
Regreso al tema que considero compartido: el castigo. Estoy seguro que en algunos lectores la palabra castigo despierta muchas preguntas: ¿cómo castigarlos?, ¿bajo qué reglas castigarlos? ¿tienen justificación? ¿Hay atenuantes por la violencia ejercida? Es más la misma pregunta se puede hacer por los bombardeos hacia poblaciones civiles en cualquier parte del mundo, incluso cuando se hacen en nombre de la venganza. Los llamados daños colaterales que no preocuparon a los gobiernos del principio del milenio en México y, que en mi opinión, también deben ser juzgados, son otro ejemplo de estas acciones que invitan a la reflexión colectiva y a la toma de decisiones.
Quizás algunos otros lectores consideran también muy importante conocer las causas del comportamiento sistemáticamente violento entre diferentes grupos sociales, aquí las respuestas pueden ir desde el ámbito individual, quizá meramente psicológico, hasta considerar aspectos de desigualdad económica y social. Desde mi punto de vista tenemos que considerar todas las aristas, interacciones y dilemas de este problema de violencia entre los grupos sociales.
Para esto siempre es importante analizar qué se ha hecho con anterioridad, uno de las personas que me ha inspirado y ha coincidido con muchos de los puntos de vista que considero importantes es Jared Diamond; él en su libro “El mundo hasta ayer” (The World until Yesterday que por cierto la traducción al español deja mucho que desear) trata el tema de la paz y la guerra analizando los grandes conflictos del siglo pasado, las guerras mundiales y las disputas entre pequeños grupos humanos en la antigüedad y en la actualidad. En todas estas situaciones hay muertes, pero Diamond realiza un interesante análisis comentando las acciones reparadoras que deben realizarse después de estos conflictos armados concluyan y reflexiona sobre acciones que deben existir para procurar evitarlos. También analiza las causas de estos conflictos y con ellos esboza la complejidad de sus orígenes y motivaciones. Comenta lo que hemos visto en los últimos días por parte del gobierno francés, la sed de venganza que se ha desatado en algunos sectores europeos, como algo que debiera ser evitado. El mismo Jared Diamond llama a olvidar como parte fundamental de la solución de los conflictos y menciona específicamente el caso de Pearl Harbor como un evento a olvidar y que la respuesta de venganza hacia los japoneses no contribuyó al “buen desarrollo” de la sociedad estadounidense. Es más sugiere que no podemos responder con violencia a la violencia, pero si castigar a los culpables. Textualmente dice: “The thirst for revenge isn't nice, but it can't be ignored. It has to be understood, acknowledged and addressed-in ways other than actually taking revenge” (Esta frase en la traducción publicada por Debate al español pierde su sentido, mi traducción libre es: "La sed de venganza no es agradable, pero no puede ser ignorada. Tiene que ser entendida, reconocida y abordada en una otra manera que la verdadera venganza"). La solicitud de olvido debe ser precedida de un castigo a los directamente involucrados a “los culpables” y de ninguna manera aceptar las acciones de revancha y mucho menos la aceptación de los llamados daños colaterales. En este sentido, nuestro gobierno no puede promover este tipo de acciones, ni justificarlas.
Este tema despierta muchísimas opiniones que por supuesto no he abordado en lo corto del texto, pero espero estas líneas sirvan para motivar su discusión y convencimiento que la verdadera solución estará en atender las causas y no soluciones que simplifican la problemática en aras de pseudo-soluciones que solamente empeoran el complejo problema de la violencia entre grupos sociales.

Una versión previa de este artículo fue publicado el día 18 de Noviembre