miércoles, 28 de noviembre de 2012

Horizontes prometedores en innovación

El problema fundamental del desarrollo sustentable es que hay tensiones entre los ámbitos de la sustentabilidad: ecológico, económico y social, cada uno quiere satisfacer sus necesidades aunque sea a costa de los otros. Considero que esas tensiones las puede resolver el conocimiento científico generado en el entorno específico, y solamente podemos aprovechar estos conocimientos a través de la tecnología si generamos instituciones que ayuden a seleccionar las acciones que conducirán a este desarrollo sustentable. Por instituciones queremos decir gobierno, empresas, organizaciones sociales que dependiendo de sus fortalezas y entendimiento de la sustentabilidad serán el único vehículo que nos permitirá resolver estas tensiones. Por todo lo anterior es muy importante incorporar el ámbito institucional al concepto de sustentabilidad. De no formar instituciones sólidas y equilibradas aumentarán las disparidades entre todos los sectores, nos acabaremos los recursos, no habrá desarrollo económico, existirá inequidad social, o todas estas catástrofes juntas; como estamos viviendo en estos días. Entonces la ciencia y la tecnología, o bien en forma más general, el conocimiento científico (me refiero a conocimiento científico en todas las ramas de las ciencias, sean naturales o sociales), aporta elementos muy importantes para reducir las fricciones entre los ámbitos del desarrollo sustentable y conformar una visión de largo alcance. Por ésta, entre otras razones, la importancia de que en las políticas públicas uno de los ejes en la búsqueda del desarrollo sustentable sea el impulso a la innovación basada en el conocimiento científico. En México tenemos un sector científico importante; pero no un sistema de innovación conformado. Estamos dando algunos pasos, pero necesitamos mayor impulso. Quiero comentar que en Morelos ya tenemos varios casos exitosos de innovación desde la academia; pero nos hace falta difundirlos. Precisamente de esto se trató el “Foro: Innovando en Morelos” donde se presentaron tres empresas generadas en tres instituciones académicas: CENIDET, UAEM y UNAM. No tenemos solamente estos tres ejemplos, de hecho el Centro Morelense de Innovación y Transferencia Tecnológica (CemiTT) ha logrado incubar más de 15 empresas de base tecnológica, cuyas innovaciones provienen principalmente de estas instituciones. Sin embargo estos casos no son muy conocidos, por esta razón es muy importante que la nueva Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología se encargue de dar a conocer estos casos de éxito que seguramente propiciarán ánimo en nuestros días.
En mi opinión, para reforzar con esta acción, se debe generar una política que demande productos de base tecnológica desde el gobierno mismo. Esto no fue entendido por el gobierno federal del 2006 al 2012 que propiciaba el desarrollo en otros lugares de Iberoamérica, en lugar de fortalecer a la industria nacional. De aquí la necesidad de impulsar desde el gobierno la demanda de productos locales. Para justificar esta recomendación es muy importante mencionar que las inversiones en innovación que ha realizado el CONACyT en los últimos cuatro años han propiciado que las utilidades incrementen en cuatro veces lo invertido en apoyo a las empresas que innovan. Esta información fue presentada en el Foro por Alejandro Farías Zúñiga, subdirector de Negocios Tecnológicos del CONACyT. Éste es el primer dato que tengo en México. Resumo, la inversión en innovación genera 400% de utilidades, si estas utilidades pagan impuestos en promedio en un 25% entonces podemos argumentar que la tasa de retorno para el erario público es del orden de 4 años. Considero que ésta es una buena inversión de y para la sociedad. Me gustaría que alguien calculara esta información para el sector científico con una ventana de tiempo de al menos 10 años.
Permítanme decir que este proceso de innovación tecnológica no es fácil y requiere de mucha paciencia y de solución de muchísimos problemas en el día a día. Conozco de cerca el caso de Agro&Biotécnia, una empresa de Enrique Galindo y Leobardo Serrano miembros de la Academia de Ciencias de Morelos asociados con Roberto Gutiérrez, que presentaron su caso de éxito en este Foro. Estoy convencido de que ellos hicieron un gran esfuerzo y dedicaron mucho tiempo a conformar la empresa y que además sin el apoyo del CemiTT no hubieran logrado tener éxito en este proceso de emprendimiento. Éste es el tipo de acciones, donde se impulsa la innovación, que se requiere. Por esta razón, suena interesante y prometedor el enfoque de la Nueva Visión al crear la Oficina de Promoción de Inversiones para el Estado de Morelos que trabajará en colaboración con el Fondo Morelos, antes IMOFI, y la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología para generar inversión basada en la fortaleza científica de Morelos. Este enfoque multidisciplinario y multisectorial debe atender a la equidad entre todos los ámbitos de la sustentabilidad e incorporar tanto a la ciencia y la tecnología como a los aspectos culturales y sociales en acciones para generar negocios de y para la sociedad; es en estas acciones donde la sociedad en su conjunto podremos colaborar.

Una versión resumida de este artículo fue publicado el día 28 de Noviembre

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un aspecto de la entropía en la información del ciudadano

En estos días de Internet, Twitter y Facebook la mayoría de las personas buscan información en la red de redes. Es común decir que si no está en Internet no existe, es más, se dice que estamos en la sociedad de la información, que estamos inundados de información y que es difícil procesar toda esa información, pero ¿qué es información? y ¿cómo se puede medir la cantidad de información? Las respuestas a estas preguntas darán un mayor sentido a las afirmaciones previas y podrán ayudarnos a entender algunos procesos sociales importantes. Para aclarar estas preguntas analicemos algunas frases comunes que dan información: a) Al lanzar la moneda al aire salió sol, b) Morelos tiene una Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, c) El tránsito en el libramiento de la ciudad está lento, d) La mayor inversión en el estado será para la educación.
Bajo el esquema más simple para determinar la cantidad de información las primeras dos afirmaciones tienen solamente dos posibles respuestas: la primera (a) águila o sol, y la segunda (b) Morelos tiene o no tiene una Secretaría de Ciencia y Tecnología; la tercera afirmación (c) puede tener tres respuestas importantes: libre, lento, bloqueado; mientras que la última (d) puede tener una diversidad de posibilidades, por ejemplo: cultura, desarrollo social, seguridad, apoyo a empresas, medio ambiente y muchas otras más. Es decir, para transmitir la información en el último caso (d) se seleccionó una opción de un conjunto muy amplio de diferentes rubros. Con esto quiero ilustrar que desde el punto de vista de un sistema de comunicación, la información a transmitir se caracteriza, ante todo, por la posible cantidad de variantes del mensaje. En resumen, la cantidad de información que caracteriza un mensaje se puede determinar por el número de mensajes posibles, pero no depende del contenido semántico del mensaje. Esto último parece contraintuitivo, sin embargo si analizamos el punto con cuidado veremos que al usar el número de mensajes posibles y la probabilidad de que sea anunciado el mensaje específicamente conforma una representación cuantificable y simple de la información en un mensaje. Ésta es la idea central en la teoría de la información de Claude Shannon. En esta teoría Shannon definió una cantidad que indica qué tan certera es la información y esto depende de cuántas posibles alternativas descarta el mensaje enviado. Así, las primeras tres afirmaciones descartan pocas alternativas en el mensaje, en cambio la última selecciona una de entre muchas otras opciones, es así, como podemos decir que la última frase tiene mayor información que las primeras, ya que el mensaje disminuye ampliamente la incertidumbre del conjunto de opciones. De hecho Shannon propuso que la medida de la información se cuantificara como el producto de la probabilidad p de tener un mensaje de entre muchos por el logaritmo de esta probabilidad, a esta fórmula se le llama la entropía de Shannon o la entropía informática y se parece a la fórmula de Boltzmann para la entropía S=-p log(p).
En estos días de redes sociales hemos visto como las Secretarías del gobierno morelense han abierto cuentas en Twitter para informar y con ello dar a conocer aspectos de las actividades que hacen, contribuyendo a disminuir la entropía informática en el entorno. Esta acción es muy importante para conocer lo que se está haciendo. Sin embargo, las páginas en Internet de estas secretarías no existen o muestran información del sexenio pasado. Esta ausencia de páginas en Internet provoca ansiedad en la sociedad que quiere saber de las acciones, planes, organigrama, encargados de las diferentes oficinas, entre otras cosas, para continuar colaborando. Claramente, una de las virtudes de la campaña de Graco Ramírez para convencer a los ciudadanos de votar por él es que convocó a un gran número de personas para conformar la Nueva Visión. Pero la ausencia de estas páginas se convierte en desventaja, ya que no hay una forma rápida de acceso a la información que, aunque fue emitida con oportunidad, no se mantiene al alcance de las personas. Por ejemplo, no es fácil obtener los datos de las personas que han sido designadas como encargadas de las diferentes oficinas de gobierno. Entonces, al no definirse esta información, dado el gran número de posibilidades se encuentra una entropía grande y no da certezas en la sociedad.
Estoy seguro que están trabajando en la conformación de las páginas de todas las oficinas de gobierno, pero sirva esta misiva para señalar que en la actual sociedad de la información las vías de comunicación requieren prioridad.
Este artículo fue publicado el día 21 de Noviembre

miércoles, 14 de noviembre de 2012

N-hélice en la economía del conocimiento


Como mencioné en el artículo pasado, a finales de Octubre se celebró el Congreso de Estudiantes del Centro de Investigación en Energía y participamos en la mesa Fuentes Renovables de Energía y Desarrollo Sustentable. En esta mesa se abordó la pregunta de si ¿estamos a tiempo para abordar el desarrollo tecnológico en fuentes renovables de energía? y ¿qué se debería hacer desde la triple hélice? Claramente, los sectores empresarial, el sector gobierno, académico y gubernamental tienen que trabajar en conjunto para propiciar un desarrollo económico sustentable. Sin embargo, recientemente los estudiosos del tema han incorporado un sector más, de tal forma que ahora se habla de la cuádruple hélice. Se ha incorporado al sector social. En mi opinión parece más que razonable añadir al sector social como impulsor del desarrollo económico sustentable; en el sentido de que seamos nosotros los que exijamos que se generen e implementen las políticas que nos conduzcan a un desarrollo económico equitativo y que respete el ambiente; además de conducir y evaluar en el largo plazo este desarrollo. Cuando uso el “nosotros” es porque en el sector social estamos todos: las organizaciones ambientalistas, las organizaciones de actividades de producción, las cooperativas, las organizaciones académicas, las organizaciones empresariales, es decir, la sociedad en pleno. Estas ideas son importantes y permiten construir políticas e implementar acciones; pero debemos analizar las fortalezas y limitaciones de las partes para poder plantear adecuadamente estas políticas y definir los indicadores que permitan evaluar las acciones que se implementen. Sin embargo, los modelos de hélice son simplistas y la consideración de sistemas regionales de innovación puede ser más adecuada, en el entendido de que en un sistema se dan interacciones entre N-hélices que pueden ser diferentes en cada región y contemplar mecanismos que de forma no lineal ocurren entre las complejas sociedades y su entorno natural. De esta suerte la pregunta no es cuántas hélices tiene un motor que impulse el desarrollo sustentable, sino cómo podemos establecer un sistema de innovación que incluya todas los ámbitos del desarrollo. En este sentido es importante determinar las fortalezas de todos los posibles sectores que intervienen en una economía basada en el conocimiento.
En México tenemos al sector empresarial que fue protegido por muchos años y está acostumbrado a maximizar las ganancias a costa de la mano de obra barata, es más el gobierno ha fomentado la inversión extranjera con base en una mano de obra barata. En mi opinión, también se ha basado el impulso económico en una irracional explotación de los recursos naturales. Estas actitudes simplemente rompen los principios de equidad de desarrollo sustentable. Durante muchos años el sector gubernamental se ha caracterizado por estar burocratizado, ser corrupto e ignorante. Con la participación social esto parece estar cambiando. Tampoco hay especialistas en el sector gubernamental en muchísimos temas; pero esta falta de especialistas también se muestra en el sector empresarial. Sabemos que en México falta gente que pueda tomar decisiones con base en el conocimiento. Cuando digo falta personal capacitado, me refiero a que por ejemplo, en México debería haber cuatro veces más científicos de los que hay, no tanto en las universidades, sino en el sector gubernamental para tomar decisiones y en el sector empresarial para desarrollar productos de alto valor agregado con base en el conocimiento. Mientras el sector científico tecnológico es insuficiente tampoco tiene una visión de negocios para generar riqueza económica y social inmediata. Encontramos que el sector social es apático, al menos en nuestra población, un sector que no exige participar en la toma de decisiones, ni genera los conocimientos necesarios para basar sus acciones en él. Lamentablemente podríamos continuar analizando sectores y nos encontraríamos que todos no están haciendo lo necesario para conseguir el desarrollo sustentable. Es decir tenemos una sociedad que rompe con todos los esquemas de sustentabilidad. Esta situación solamente puede ser resuelta por nosotros, de no ser así tendremos un futuro tendencial basado en esquemas predatorios tanto del ambiente como de las personas y por lo tanto padeceremos el tipo de inseguridad actual. Necesitamos crear un sistema de innovación dirigido hacia el desarrollo sustentable, en pocas palabras, todos nosotros tenemos que enfocarnos a una producción basada en el valor agregado, basada en que conocemos que la Tierra es finita, basada en que lo único que puede ser ilimitado es la energía que nos llega del Sol. Aquí dejo una pregunta para las generaciones futuras que usarán ampliamente la energía solar, ¿qué pasa si absorbemos toda la energía que viene del sol?, ¿la podríamos disipar o el calentamiento también sería inevitable? Pero antes de eso, debemos generar un verdadero sistema de innovación utilizando las N-hélices de que disponemos para propiciar el desarrollo económico sustentable, solamente si hacemos esto podremos decir que estamos en tiempo y en forma para usar las fuentes renovables de energía.

Esta es una versión ampliada del artículo publicado el día 14 de Noviembre

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La educación superior en el desarrollo sustentable

En el Congreso de Estudiantes del Centro de Investigación en Energía del pasado mes de octubre, hubo una mesa redonda donde se abordó la pregunta: ¿cuál es el papel de las instituciones de educación superior en el desarrollo sustentable?, en particular, en aspectos de fuentes renovables de energía. En mi opinión la respuesta es simple: las instituciones de educación superior tienen que hacer lo mismo que en otros aspectos: formar e informar. Así de sencillo; pero ¿en qué contexto y para qué?, ésas son realmente las preguntas. Desde mi punto de vista, la mayoría de las instituciones educativas mexicanas desde los años setentas a la fecha han tenido un comportamiento ingenuo y han propuesto desarrollar las fuentes renovables de energía enfocadas a subsanar la pobreza de la población rural. Querían desarrollar estufas ahorradoras de leña, querían promover el uso de sistemas fotovoltaicos en la casa y que así la persona pudiera prender un foco y quizá ver la TV. Ese tipo de propuestas, aunque útiles en alguna medida, son una actitud inocua para el desarrollo sustentable. Esta perspectiva que no es adecuada. En mi opinión debe haber un enfoque productivo en la promoción de las fuentes renovables de energía; pero entendiendo productivo como aquel que genera conocimiento, aquel que desarrolla tecnología y aquel que genera riqueza para la población, para la comunidad. Para lograr conciliar los intereses de los diferentes ámbitos de la sustentabilidad: económico, social, ambiental e institucional, hay que basar la economía en el valor agregado, no en la mano de obra barata, amalgamar el conocimiento tradicional con el científico, propiciar el reparto equitativo de la riqueza y esto lo pueden hacer o promover las instituciones de educación superior.
Por otro lado, en México hay pocos científicos y pocos tecnólogos, los números son claros, en estos rubros estamos en el último lugar de los países del OCDE. Esta situación no es culpa de las instituciones educativas, el sector empresarial tiene una responsabilidad no comprendida. Este sector no está contratando a personas altamente capacitadas, ya que generalmente invierte en negocios basados en mano de obra barata o con el criterio del menor costo. Las instituciones de educación superior tienen que formar personal altamente capacitado. Ellas no pueden rehuir su responsabilidad de preparar personas que produzcan riqueza de alto valor agregado, tienen que formar a los científicos, a los tecnólogos, a los empresarios, a los profesionales, etc. y tienen que formarlos con rigor científico y conciencia social y ambiental.
Las instituciones de educación superior en México tienen que generar conocimiento nuevo, formar personal capaz de comunicar los conocimientos, capacitar emprendedores que generen negocios; pero negocios basados en la tecnología, basados en el conocimiento. Como sociedad no podemos permitir que un sector empresarial, que no está demandando tecnología, exija personal con capacidades limitadas para pagarle poco. Las instituciones de educación tienen que formar ahora emprendedores capaces de generar negocios basados en la tecnología. Podemos decir que el objetivo es generar tecnología, generar negocios, pero negocios no con un afán rapaz en el sentido de obtener la mayor ganancia en el menor tiempo posible; ése es el capitalismo rapaz y ése es el consumismo enajenante que evitan consigamos el desarrollo sustentable. La frase generación de negocios despierta suspicacias en los sectores ambientalistas y sociales; pero debemos propugnar por generar negocios DE y PARA la sociedad, en el sentido de que las ganancias sean repartidas equitativamente y se consideren las limitaciones de recursos y que compartimos nuestro entorno con otros seres vivos.
Acaso esto es una Utopía, considero que lo antes dicho es un futuro deseable.
La educación debe formar gente que haga negocios que genere riqueza equitativamente distribuida; pero tiene que actuarse con conciencia de que el mundo es finito. Aunque tenemos una fuente inagotable de energía que es el Sol; lo único que recibe de manera ilimitada el sistema Tierra es esta energía; todo lo demás es finito. Por lo anterior insisto, las instituciones de educación tienen la misión de formar gente con exigencia académica, rigor científico, responsabilidad social y ética que nos garantice una visión a largo plazo, es decir debemos promover una educación para el desarrollo sustentable

Este artículo fue publicado el día 7 de Noviembre