martes, 10 de mayo de 2011

Es necesario conocer nuestro entorno

Como ya les conté en esta bitácora, el pasado mes de enero estuve en una estancia de 11 días en Haití, donde con 13 colegas más impartimos cursos en la Universidad Estatal de Haití. La pobreza que encontré en Haití es comparable con la que he observado en Oaxaca y Chiapas, durante mi andar por México impartiendo múltiples conferencias, coincidencia que no debe orgullecer ni a México ni a Haití, más bien debe despertar indignación en ambos países.
Para aquellos que preguntan como es la situación de los haitianos, les puedo comentar que es muy difícil, los recursos naturales de ese país han sido explotados de una manera irracional y por lo tanto se han agotado. Ya no encontré bosques tropicales en el viaje de Puerto Príncipe a Jacmel, del centro al sur. Jacmel es un pueblo con una playa en el caribe, enfrente de Venezuela y en la misma latitud que Zihuatanejo, por lo tanto debería haber selva, ya no la encontré. Estos bosques fueron talados y convertidos en carbón para cocinar. Las imágenes captadas por Yann Arthus Bertrand y divulgadas en sus dos películas Home



e Historia de un viaje



dan cuenta de la catástrofe en una forma contrastantemente bella, esta belleza que solamente se puede percibir desde los aires. Desde la carretera solamente percibí aridez. Parece que en el pasado había grandes ríos, ahora son grandes causes con pequeños flujos de agua serpenteando en lechos casi secos. Una central hidroeléctrica alimenta la mayor parte de la electricidad de Haití. Observé viento la mayor parte de los días que estuve ahí y dado que el manto freático en las regiones que visité está en el orden de los cinco metros esperaba encontrar algunas aerobombas, como en la península de Yucatán o en la región del Valle en Jalisco, por citar algunos ejemplos, pero no fue así. Es más, mi decepción fue mayúscula cuando en la Facultad de Ciencias e Ingeniería no sabían como funcionaban estas bombas eólicas. También fui informado de la existencia de aguas termales con temperaturas cercanas a los 50 grados centígrados, pero desconocían la temperatura del yacimiento geotérmico, esto mismo sucedía cuando preguntaba las velocidades de los vientos o el flujo de agua en los ríos, es decir había un desconocimiento pavoroso del entorno y eso que estaba en la Universidad Estatal de Haití.
Este tipo de desconocimiento me llevó a preguntar que hacía el sistema científico haitiano y la respuesta es que no existía. Esta respuesta me sorprendió. En mis adentros decía que seguramente Francia había ayudado al pueblo haitiano a generar cuadros tecnológicos que pudieran resolver la problemática del país. Así que realicé una búsqueda de artículos científicos en una base de datos internacional con al menos una dirección en Haití. El resultado me dejó estupefacto ... la base de datos solamente reportaba 540 artículos científicos desde 1900 hasta finales de 2010. Para tener puntos de comparación, Morelos tiene una producción de más de 600 artículos por año, los artículos científicos con dirección de Temixco son más de 500 desde 1980 a la fecha. Esta ínfima producción científica haitiana me llevó a preguntar en qué se preparaban los estudiantes haitianos que iban a Francia, la respuesta que se me dio fue: en letras y humanidades y que sistemáticamente el gobierno francés negaba o limitaba las becas en ciencia e ingeniería.
Cuando revisé los temas que abordaban los artículos donde aparecía un colaborador haitiano me dejó todavía un sabor de boca más amargo. Las palabras relevantes eran: HIV, aids, trimethoprim sulfamethoxazole, congenital syphilis, pulmonary tuberculosis, anthrax, seropositive. De aquí, en mi opinión, la pregunta obvia: ¿es Haití un laboratorio de enfermedades, fármacos y venenos?
Ninguna referencia a investigación en ingeniería sísmica, ¿acaso esto explica la deficiente reglamentación de construcción? Ningún artículo sobre la biodiversidad de la región haitiana, se han sembrado especies muy agresivas en la región que no permiten el crecimiento de la flora autóctona y, por lo tanto, los ecosistemas cambian y se desestabilizan. Ningún artículo sobre fuentes renovables de energía.
Sería tedioso escribir tantas y tantas cosas que el desconocimiento científico produce, los haitianos tienen que producir conocimiento de su entorno a marchas forzadas. De esto debemos aprender que necesitamos conocer a profundidad nuestro entorno para poder generar soluciones a nuestros problemas con fundamento.
En Morelos generamos conocimiento científico, es obligación de toda la sociedad aplicarlo y usarlo para su bienestar; no lo desperdiciemos. Lamentablemente, en Haití no lo tienen y menos lo generan; les costará mucho tiempo adquirirlo y luego poder generarlo. Esto es parte de la problemática mundial que todos padecemos y que sólo en conjunto podemos resolver.

Una primera versión de este texto fue publicada el 26 de enero de 2011.

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